El principal sospechoso de la muerte de la enfermera Elizabeth Di Legge, su esposo Silvio Espíndola, declaró que la noche anterior al presunto crimen tuvieron una «fuerte discusión» porque la mujer, dijo, «a veces lo sacaba de quicio», pero negó haberla matado.
El hombre ingresó este martes a las 14 a la Fiscalía de Homicidios de La Matanza junto a su abogado, Daniel Pagnotta, y tras declarar quedó detenido.
Por su parte, el marido de la enfermera se defendió de quienes lo acusan de haberla asesinado y antes de ingresar a la fiscalía dijo a los medios: «No la maté, se suicidó».
En los siguientes días, también presentará testimonio Susana, la amiga de Elizabeth, quien ya mostró a los medios distintas pruebas, entre ellas mensajes en su celular, que apoyan la hipótesis de que su amiga sufría violencia de género desde hace años.
Este martes, también se conoció el informe sobre violencia «física, sexual y simbólica» realizado por profesionales del área de género de La Matanza y dejan constancia de que Elizabeth quería separarse y no sabía cómo hacer, y que ya había denunciado
violencia de género en varias oportunidades.
El pasado 21 de julio Di Legge fue a pedir ayuda a la Red de Asistencia de la Secretaría de la Mujer del municipio de La Matanza ya que «no podía tomar la decisión de separarse». Ese día se le realizó un primer estudio psicológico a la enfermera.
Se trata de estudios preliminares realizados por la policía forense en el momento en que fue encontrado el cuerpo de Di Legge. Para los resultados de la autopsia faltarían, por lo menos, unos 15 días.
En el lugar donde fue encontrado el cuerpo de la enfermera, también secuestraron varias ampollas de distintos analgésicos, ansiolíticos y opioides, como el fentanilo.
Si bien la autopsia preliminar estableció la causa de muerte de la víctima, aún restan los estudios complementarios sobre el pool de vísceras que servirán para conocer si alguna de las sustancias encontradas en esas ampollas también estaban en el cuerpo de la enfermera.
De ser así, los investigadores tendrán después que determinar si la mujer se inyectó por sus propios medios o hubo participación de un tercero.
Di Legge fue encontrada en el día de ayer con una aguja clavada en su brazo derecho y una sonda con una jeringa luego de que un perro rastreador de la policía bonaerense insistiera con entrar al galpón.
Unas horas antes, el presunto femicida atendía a la prensa en el frente de la casa de Elizabeth, donde vivía con sus tres hijos, en la localidad de González Catán: afirmaba que la enfermera había salido el viernes pasado hacia el hospital policial Churruca- Visca, del barrio porteño de Parque Patricios, para cubrir unaguardia y que desde entonces se encontraba desaparecida.
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